Salud natural Enfermedad aguda y crónica

Salud natural
Enfermedad aguda y crónica
La alteración de la salud puede ser aguda o crónica. La primera denuncia un activo esfuerzo de la
energía vital para restablecer la normalidad orgánica alterada o perdida por llevar una vida antinatural. Ella constituye una crisis curativa que, si es favorecida y no sofocada, restablece la
salud integral del cuerpo. Las dolencias agudas son propias de la infancia y de personas robustas.
En el enfermo crónico el organismo convive con su desarreglo funcional porque carece de la energía vital suficiente para operar una crisis curativa , vale decir, un proceso agudo de purificación. Los males crónicos predominan en la vejez y en individuos debilitados por desnutrición e intoxicación o tratamiento medicamentoso.
Sólo sana la enfermedad aguda, porque solamente ella revela defensas naturales adecuadas y capaces de liberar al organismo de la impureza que altera su funcionamiento normal. Para sanar la enfermedad crónica es preciso convertirla en aguda. De aquí que, cuando se practica un
tratamiento natural, se considere como indicio de curación cuando el enfermo ve reaparecer los
síntomas agudos de su dolencia que habían sido sofocados con medicamentos o intervenciones
quirúrgicas.
Una gonorrea que se sofoca mediante medicamentos o lavados astringentes de la uretra o vagina
reaparece como recién contraída, a los pocos días de tratado el enfermo según mi teoría porque al normalizar la nutrición y activar sus eliminaciones, el organismo pone enérgicamente en acción sus defensas para expulsar las inmundicias acumuladas en su vientre por desarreglos digestivos mediante la supuración de sus mucosas uretrales o vaginales.
Mi Doctrina Térmica, favoreciendo la tendencia curativa del organismo, activa los síntomas agudos que defienden la vida del cuerpo. En cambio, la medicina medicamentosa, confundiendo el síntoma con el mal mismo, pretende combatir éste suprimiendo su manifestación mediante tóxicos que rebajan la energía vital y detienen la actividad defensiva del organismo.
Fiebre externa, erupciones, diarreas, dolores, supuraciones, etc., en sí no son actividades perjudiciales sino revelaciones defensivas del organismo que acusan en él la existencia de materias muertas, de substancias extrañas al cuerpo vivo que es preciso destruir y eliminar para librarlo de su dañina presencia. La composición y circulación de la sangre se altera con la presencia de estas materias morbosas, causando trastornos diversos que erróneamente se clasifican como otras enfermedades.
La medicina sintomática, que se practica como ciencia oficial, es anticientífica porque desconoce el hecho de que las reacciones naturales del cuerpo lo llevan siempre a actuar en su propia defensa. Combatir de frente estas reacciones manifestadas en el síntoma es desarmar a la Naturaleza y obligar al organismo a convivir con sus propios enemigos. Así se explica que, mientras las estadísticas muestran una disminución de las muertes por afecciones agudas, los males crónicos aumenten cada día la cifra de nuestra morbilidad y mortalidad.

Fuente: Medicina Natural al Alcance de Todos
MANUEL LEZAETA ACHARAN

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