Staphylococcus
aureus, el patógeno de los manipuladores
Control de manipuladores
Una vez que el microorganismo llega al alimento, el control es sencillo,
ya que si la temperatura de refrigeración es adecuada y no se rompe la cadena
del frío, el microorganismo no será capaz de formar toxina. Si, por el
contrario, las condiciones lo permiten, la toxina llegará al consumidor.
Se impone entonces un especial control de los manipuladores, con el
empleo de gorros y mascarillas. En este último caso, hay que cuidar que se tape
la entrada de la nariz. En muchas ocasiones, como es incómodo, los
manipuladores dejan libres sus fosas nasales, lo que permite la salida de S.
aureus. Hay que evitar este foco de contaminación y forzar a tapar
completamente boca y nariz.
Este es un punto importante a la hora de elegir la tienda en la que
comprar. La manipulación de los alimentos es esencial para limitar los riesgos,
de forma que las tiendas de proximidad (barrio), los supermercados o grandes
superficies en los que se manipulen alimentos frescos como carnes, pescado o
verduras sin la adecuada protección, al menos de las manos con las que se tocan
los productos, pueden suponer un peligro importante para la salud de los
consumidores que adquieran alimentos en ellos.
En casa es difícil manipular alimentos con guantes, mascarilla y gorro.
Tampoco sería lo más adecuado efectuar un planteamiento de este tipo. Sin
embargo, no se ha de descuidar que toda manipulación supone un peligro, por lo
que se debería extremar, en cualquier caso, todas las medidas de higiene
personal, para evitar la trasmisión de patógenos entre las superficies y/o los
alimentos entre sí.
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Fuente: www.consumer.es
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