Medicina Natural al Alcance de Todos
2/ LA LEY NATURAL
“En las alturas de la verdad, sólo se encuentra
con la verdad la Vida, así como en los abismos
del error, sólo se encuentra con el error la Muerte.”
Abdón Cifuentes
Las mismas leyes que fijan la órbita de los astros, que
señalan las estaciones del año y que dirigen la vida del reino animal desde
elefante hasta el más pequeño microorganismo, estas mismas leyes que designamos
con el nombre de Ley Natural, rigen también la vida del hombre.
Pero esta ley que es observada por todos los seres creados
es continuamente transgredida por el hombre ignorante y rebelde.
La Ley Natural es la voluntad del Creador que impone a la
criatura una norma para cumplir su destino moral o físico. Es norma de virtud y
de salud, de aquí que el hombre sano es bueno y el hombre enfermo sólo con gran
violencia sobre sus inclinaciones morbosas puede dejar de ser malo.
La vida del hombre civilizado, con su instinto perdido y su
ignorancia de los mandatos de la Ley Natural, se desarrolla sin más guía que el
espíritu de imitación de los errores ajenos o el propio capricho. El hombre,
abusando de su libre albedrío, continuamente contraviene la Ley Natural,
llevando como sanción una vida de dolencias que termina por lo general con una
muerte prematura y dolorosa.
La Ley Natural ha fijado la duración de la vida de los
mamíferos en un período que representa seis o siete veces el de su desarrollo,
así un caballo que demora cinco años en desarrollarse, normalmente debe vivir
30 a 35 años, y el hombre, que demora 25 años en completar su desarrollo,
debería alcanzar una vida de 150 años o más. Sin embargo, los casos de
longevidad son cada día más raros y la vida media suele estar alrededor de los
60 años.
El individuo sano siente su propia felicidad sin necesidad
de artificios, es fuente de bienestar del cual participa su familia y aun
alcanza a sus conciudadanos. El hombre enfermo es motivo de desgracia para
cuantos lo rodean y para la sociedad en que vive, necesitando de goces
artificiales que se compran para distraer su existencia.
El hombre sano vive satisfecho de su suerte, porque todo lo
tiene con la salud y, consciente de su destino, no conoce las rivalidades ni la
envidia. El hombre enfermo siente su inferioridad y odia al que no está en
malas condiciones como él.
No olvidemos que la salud no se obtiene en la consulta del
médico ni se compra en el mostrador de la farmacia. En las nuevas generaciones
está el porvenir. Corresponde, pues, encaminar a la juventud hacia la salud que
sólo puede obtenerse cumpliendo la Ley Natural.
La ciencia de la salud debe ser enseñada en la escuela con
las primeras letras para que el niño aprenda a dirigir sus pasos en la vida en
su propio beneficio y el de sus semejantes.
Los preceptos que la Ley Natural impone al hombre como
condición para mantener la normalidad orgánica, vale decir la salud, quedan
comprendidos en 10 mandatos:
1. Respirar siempre aire puro;
2. Comer exclusivamente productos naturales;
3. Ser sobrios constantemente;
4. Beber únicamente agua natural;
5. Tener suma limpieza en todo;
6. Dominar las pasiones, procurando la mayor castidad;
7. No estar jamás ociosos;
8. Descansar y dormir sólo lo necesario;
9. vestir sencillamente y con holgura, y
10. Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar
alegres.
En el cumplimiento integral de estos preceptos está la salud
y la trasgresión de uno sólo de ellos es causa de dolencia porque altera la
normalidad funcional del organismo.
Finalmente, tengamos siempre presente que lo que da la salud
también cura la enfermedad, porqué ésta es la alteración de aquella.
Fuente: Medicina Natural al Alcance de Todos
MANUEL LEZAETA ACHARAN
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