Por
qué se deterioran los alimentos
Una manipulación y almacenamiento inadecuados de los alimentos
provoca su deterioro, que implica un cambio desagradable y puede prevenirse con
ciertas pautas
·
Por MARTA CHAVARRÍAS
-Los alimentos son
productos perecederos, con un periodo de conservación limitado que varía en
función del producto y que puede ser más o menos largo. Microorganismos
patógenos, virus, mohos y levaduras están relacionados con el proceso
de deterioro de los alimentos. Es importante recordar también
que hay ciertas condiciones que aceleran esta descomposición, como la luz, el oxígeno, la temperatura o
la humedad. En este artículo se analizan las principales causas de
descomposición de alimentos y qué medidas de prevención pueden aplicarse para
evitarlo.
Los alimentos como el
pescado, la carne, la leche, el pan o los vegetales tienen una vida útil corta
y limitada. Otros productos, en cambio, pueden conservarse durante más tiempo,
aunque esto no quiere decir que se mantengan sin estropearse. El alimento
empieza a deteriorarse ya en el momento de la recolección o el sacrificio. Este
proceso puede definirse como un cambio desagradable en su estado normal.
Algunos de estos cambios se detectan a través del olfato, el gusto o la vista,
aunque en ocasiones son inapreciables a los sentidos.
Causas de deterioro de
alimentos
El deterioro de los
alimentos se debe a una manipulación y almacenamiento inadecuados, aunque en
este proceso también influyen otros aspectos:
·
Oxígeno. El oxígeno, esencial para la vida,
puede tener efectos perjudiciales para las grasas, los colorantes, las vitaminas
y otros componentes alimentarios. En general, el oxígeno puede proporcionar las
condiciones para que crezcan microorganismos o causar la oxidación.
·
Microorganismos. Algunas bacterias requieren
oxígeno para crecer (aerobios), mientras que otras solo crecen en ausencia de
oxígeno (anaerobios). También pueden encontrarse en la superficie de los
alimentos cuando está presente el aire. Las principales fuentes de
microorganismos son el aire, el suelo, las aguas residuales y los desechos
animales.
·
Enzimas. Ciertas enzimas están presentes de
forma natural en los alimentos (enzimas oxidantes). Estas aceleran las
reacciones químicas entre oxígeno y alimentos, lo que lleva a su
descomposición. Uno de los síntomas más característicos es el pardeamiento de
vegetales.
·
Humedad. La cantidad de agua en un alimento
influye en la apariencia, textura y sabor. En los productos frescos, el
contenido de agua puede llegar al 70% o más del peso total. Incluso los
alimentos secos, como la harina o los cereales, contienen cierta cantidad de
agua, un aspecto que afecta en gran medida al deterioro de los alimentos, si no
se conservan de forma adecuada. Para controlar este riesgo, se recurre a
procesos como la deshidratación (eliminar cierto grado de agua), la
congelación (cambiar de estado líquido a sólido) o el uso de aditivos como la
sal y el azúcar.
·
Luz. Casi todos los alimentos están expuestos a la
luz a partir de fuentes naturales o artificiales. Esta exposición puede dar
lugar a cambios en el color del alimento, en el sabor o en pérdidas de
vitamina. En la mayoría de productos sólidos, la luz penetra en la capa
exterior, por lo que el deterioro se produce en esta parte. En los líquidos, en
cambio, la penetración suele ser mayor. La sensibilidad a la luz depende de
factores como su intensidad, el tipo de luz, la distancia entre la fuente de
luz y el alimento, la duración de la exposición o la concentración de oxígeno
en el producto y la temperatura.
·
Temperatura. Cuando la temperatura
no se controla de forma adecuada, el riesgo de que un alimento se descomponga
es mayor. Mantener un producto entre 5ºC y 65ºC durante
más de dos horas es sinónimo de proliferación de patógenos. A estas
temperaturas, las bacterias pueden duplicar su número cada 20 o 30 minutos.
CÓMO
EVITAR QUE SE DETERIOREN LOS ALIMENTOS
Evitar
que los alimentos se estropeen supone seguir ciertas pautas de almacenamiento y
de manipulación, como revisar la temperatura del
congelador y la nevera para que la temperatura sea la adecuada (el congelador
debe estar a -18ºC
y la refrigeración a unos 4ºC ).
Además, los alimentos deben colocarse en zonas concretas, ya que algunas
verduras se estropean más si se almacenan a temperaturas demasiado bajas. Las
carnes, en cambio, deben estar en la parte más fría porque necesitan
temperaturas más bajas.
Alimentos
como el arroz, los cereales o las pastas deben almacenarse en tarros con
cierres herméticos para evitar que se introduzca aire. En la despensa, los
alimentos deben colocarse por orden de compra, es decir, delante los que se han
comprado antes y detrás, los últimos en adquirirse. Otra medida que puede
ayudar a reducir el deterioro de alimentos pasa por comprar solo los que se
vayan a consumir en los días más inmediatos y planear las
comidas para la semana. Siempre que se tenga alguna duda sobre la seguridad de
un alimento, deberá desecharse
Fuente:
consumer.es
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