Yogures: para todos los gustos y necesidade
Su lugar en la dieta
Parece que no se cuestiona que los alimentos de origen vegetal
deban ser la base de toda dieta sana. No obstante, en el ámbito académico
existen serias discrepancias sobre cuál es el lugar exacto de los lácteos en
una dieta saludable. El imaginario colectivo tiende a pensar que el consumo de
este grupo de alimentos garantiza la buena salud de nuestros huesos pero hay
voces académicas que alertan de la poca evidencia de estas afirmaciones.
Pese a que es un tema de candente actualidad para los académicos
de la nutrición, nadie duda de que conviene que el consumo de leche o yogur
forme parte del consumo diario, a diferencia de otros grupos de alimentos, en
los que la frecuencia de consumo recomendada es "semanal" (pescados,
carnes o quesos) u ocasional (carnes procesadas, refrescos y alimentos
superfluos en general).
El consumo de yogur aporta ciertas ventajas sobre el de leche. Por
ejemplo, la lactosa se encuentra en el yogur en concentraciones mínimas porque
se transforma en ácido láctico, detalle interesante para los intolerantes a
ella. Pero esto no es suficiente para poder declarar de forma inequívoca que el
yogur es mejor para la salud que la leche.
A vueltas con las raciones
Sí hay consenso sobre qué es una ración de lácteo:
un vaso de leche, dos unidades de yogur, tres lonchas de queso y una porción
individual de queso fresco. No hay tanto consenso, sin embargo sobre cuántas
raciones de lácteos conviene consumir a diario. Así, mientras que la estrategia
NAOS considera que conviene que toda la población tome entre 2 y 4 raciones
diarias de lácteos (siempre moderando el consumo de quesos), las
recomendaciones de la SENC y la semFYC son más específicas: niños entre 2 y 3
raciones de lácteos al día; adolescentes, 4; mujeres adultas, 2; embarazadas,
entre 3 y 4...
En 2010, la Fundación Dieta Mediterránea, con la
colaboración de grupos de investigación y universidades internacionales, así
como con la participación de expertos en nutrición recomendó un consumo
moderado de lácteos, que concretó en 2 raciones al día en forma de derivados
lácteos (yogur y queso), con preferencia por las versiones bajas en grasa.
Sobre esto último hay poca discusión: los lácteos
desnatados, al aportar menos energía y grasas saturadas, pueden ser
beneficiosos para una población como la nuestra, en la que la prevalencia de
exceso de peso y problemas cardiovasculares es altísima. Según la última
Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española (ENIDE), menos del 5% de la población
cumple los valores recomendados de grasa saturada. En este sentido, los lácteos
suponen la segunda fuente de grasas saturadas de la dieta, después de los
productos cárnicos. No se debe olvidar que los quesos, a diferencia de la leche
y el yogur, contienen muchas grasas saturadas. Conviene escoger los que
contienen un 0% de grasa. En cuanto a los yogures desnatados, también se debe
mantener cierta cautela ya que en ocasiones tienen menos cantidad de grasa pero
mucho azúcar añadido.
1 ración de
lácteo equivale a
|
Peso
|
Medida casera
|
leche
|
200-250 ml
|
Una taza de leche
|
yogur
|
200-250 g
|
2 unidades de
yogur
|
queso curado
|
40-60 g
|
2-3 lonchas de
queso
|
queso fresco
|
80-125 g
|
1 porción
individual
|
Fuente: www.consumer.es
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