Guía de medicina natural – Carlos Kozel
Como la naranja es mis agradable de tomar que
el limón, aconsejamos a los lectores tenerla siempre presente en la confección
de sus minutas. Lo mejor es tomarla en la época del año en que abunda más esta
fruta, es decir, cuando procede directamente fresca del árbol; esto vale para
todas las frutas, sobre todo para las que se utilizan para curas.
Esto reúne dos ventajas: primera, porque en la
temporada en que abunda la fruta fresca, esta ostenta todo su valor curativo y
nutritivo; segunda, porque al poder adquirirlas en mayores cantidades, su
precio resulta más ajustado. Desde luego, en España, con la introducci6n de
nuevas variedades en el cultivo de la naranja, se dispone de naranjas
frescas prácticamente a lo largo de todo el
año, de manera que aquí tenemos siempre a nuestra disposición este tesoro,
verdadera bendición
de Dios.
Nada se hace de nada. Esto ocurre también con
la naranja, la cual, si influye tan favorablemente sobre los nervios y cobre el
cerebro, es porque contiene muchas sustancias que la capacitan para ello. Y
esto es así porque la naranja, además de ser riquísima en vitaminas, contiene
en abundancia diversas clases de sales minerales, tales como: sales de calcio,
de potasio, de magnesio; y otros elementos minerales como hierro, fósforo,
azufre, yodo, así como oligoelementos, tales como flúor, cinc y cobalto.
Todos estos elementos constitutivo hacen de la
naranja un medio curativo universal, parecido al limón. Por lo tanto, la
naranja puede ser empleada sin ningún reparo en casi todas las enfermedades.
¿Cuántas naranjas pueden emplearse para una
cura?
Para conseguir rápidos resultados, la naranja
debe ser utilizada en grandes cantidades. Por tratarse de una fruta sumamente
agradable, no hay ninguna dificultad para tomarla en notables cantidades, sobre
todo teniendo en cuenta que se trata principalmente de tomarla en forma de
zumo.
Haciendo, por ejemplo, una cura de 10 días con
zumo de naranja, puede comenzarse con 5, 7 o 9 naranjas al día, aumentando
hasta 25, 30 o 45 al día, y disminuyendo des después la cantidad en la
misma proporción.
Sin embargo siempre resulta conveniente hacer
una cura de zumo de naranja bastante más prolongada, de una duración, por
ejemplo, de 15, 20, 25 o 30 dias, aumentando más despacio la cantidad diaria, y
disminuyendo después en la misma proporción y con la misma lentitud.
Conviene, pues, exprimir cada vez el zumo que
vaya a tomarse de inmediato. Todo lo más se puede tolerar sea exprimido el zumo
para dos o tres tomas, no más, pues pasadas unas tres horas, el zumo ha perdido buena parte de sus vivificantes
cualidades.
En el caso de que el paciente que practica la
cura de naranjas presente granos u otras erupciones de la piel, a consecuencia
de la acción depuradora del zumo, debe recurrir entonces a otros factores
curativos que ayuden a efectuar la completa expulsión de los venenos.
Tales factores coadyuvantes pueden ser: baños
de vapor, baños prolongados a la temperatura del cuerpo (37" C.), baños de
asiento calientes, etc., tos cuales prestarán en este caso grandes servicios.
Como ya hemos dicho en ocasiones anteriores,
et régimen de vida que ha de llevarse durante la cura de naranjas ha de ser
natural en todo.
Si e[ paciente sigue comiendo carne y otros
alimentos perjudiciales, o bebiendo bebidas alcoh6licas o excitantes como el t
é o el café, es imposible, a pesar de la cura que se está realizando, obtener
una perfecta limpieza del cuerpo a través de los 6rganos depuradores y
eliminadores, ya que éstos se ven recargados continuamente de sustancias
tóxicas.
El que practica una cura de limones o de
naranjas en el ayuno completo o en el ayuno parcial, no necesita tomar grandes
cantidades.
En este caso, con menos cantidad de fruta,
tiene bastante para que los Órganos eliminadores realicen su función depuradora
y de expulsión de las toxinas, y esto
resulta aún más acusado cuando se practica el ayuno completo. Es decir, que en
el caso de simultanear el ayuno con la cura de naranjas, menos volumen ingerido
produce mayor efecto.
Con frecuencia, hay enfermedades contra las
cuales no se puede
luchar eficazmente si no se practica la cura
de ayuno completo. A veces, el estómago del paciente está tan enfermo y débil
que no tolera ni siquiera el excelente y delicioso zumo de naranja. En este caso,
el ayuno completo es el Último recurso. En casos así, se rompe el ayuno solo
con pequeños sorbos de zumo de naranja, primero bastante espaciados, después
más frecuentes, para que el estómago del paciente se vaya acostumbrando poco a
poco a digerir el zumo de naranja. Naturalmente, deben tomarse también en
consideración los demás zumos, pues son precisamente los zumos de plantas
silvestres, de verduras, de raíces y de tubérculos los que ayudarán a digerir
luego el zumo de naranja.
Cuando la enfermedad es tan grave que el
estómago del paciente no soporta ni siquiera el zumo de frutas, se suspenden
por algún tiempo todos los zumos de frutas y se administran solamente zumos de
verduras
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Naranja. - De propiedades parecidas al limón,
la naranja, debido a su agradable
sabor, es idónea para ser utilizada
constantemente entera o en forma de zumo. Por
sus factores curativos es eficaz en
enfermedades de los riñones, cálculos biliares,
malas digestiones, dolor de cabeza,
enfermedades de la tráquea, envenenamiento del
metabolismo y escasez de calcio.
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Fuente: Guía de medicina natural – Carlos
Kozel
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